El daño cerebral adquirido

 Así se denomina a las lesiones cerebrales que llevan a una afectación del funcionamiento físico, perceptivo, cognitivo, emocional o conductual de la persona.

La principal causa de daño cerebral es el ictus, seguida del traumatismo craneoencefálico (lesión cerebral causada por un golpe, un accidente de tráfico, caída, accidente laboral, agresión física), las anoxias (ausencia o pobre oxigenación del cerebro que produce la muerte neuronal de parte del tejido cerebral), los tumores  y las infecciones cerebrales.

 

El ictus

 El accidente cerebrovascular o ictus es uno de los motivos más frecuentes de asistencia neurológica urgente, provocado por un trastorno de la circulación cerebral.

Cada minuto que pasa, las posibilidades de recuperación se reducen.

Es una de las causas más importantes de incapacidad permanente del adulto y la segunda causa de muerte (la primera en mujeres).

Además, puede provocar secuelas que afecten de manera importante la calidad de vida.

Por todo esto, es vital acudir de manera precoz a un centro hospitalario para instaurar el tratamiento cuanto antes y aprovechar la neuroplasticidad del cerebro que hace que, en esas primeras horas, sea más fácil recuperar las funciones cerebrales afectadas.

denomina a las lesiones cerebrales que llevan a una afectación del funcionamiento físico, perceptivo, cognitivo, emocional o conductual de la persona.

La principal causa de daño cerebral es el ictus, seguida del traumatismo craneoencefálico (lesión cerebral causada por un golpe, un accidente de tráfico, caída, accidente laboral, agresión física), las anoxias (ausencia o pobre oxigenación del cerebro que produce la muerte neuronal de parte del tejido cerebral), los tumores  y las infecciones cerebrales.

 

Más Información

¿Qué es el Ictus?

El ictus es un trastorno brusco de la circulación cerebral que altera parte de las funciones del cerebro de forma transitoria o permanente.

Si la circulación cerebral se recupera pronto, sin necesidad de tratamiento y los síntomas se resuelven antes de 24 horas, hablamos de accidente isquémico transitorio y, en este caso, la capacidad funcional se recupera por completo.

 Tipos de ictus o accidente cerebrovascular:

  • Ictus isquémico.Se produce por la obstrucción del flujo sanguíneo de una arteria, ocasionada por un trombo o coágulo que se ha originado en la propia pared de la arteria o en otra parte del sistema cardiovascular (por ejemplo en el corazón) y avanza hasta enclavarse en la arteria cerebral obstruyéndola. En este caso se denomina embolia.

Aproximadamente, el 75% de todos los ictus son infartos cerebrales. Sus consecuencias en el cerebro suelen ser catastróficas, y los síntomas producidos muy incapacitantes.

  • Hemorragia o derrame cerebral. Provocado por la rotura de una arteria. Este tipo de ictus es más infrecuente aunque de mayor gravedad.

La isquemia (reducción del flujo sanguíneo generalmente debido a una obstrucción parcial o total de las arterias, provocando falta de oxígeno y nutrientes en la parte afectada) puede tardar varias horas en desarrollarse y este tiempo, denominado ventana terapéutica, es un momento clave para evitar o minimizar el daño cerebral. La ventana terapéutica oscila entre las 4,5 y 6 horas.

Síntomas
  • Pérdida repentina de fuerza, adormecimiento u hormigueo en la mitad del cuerpo (cara, brazo y pierna del mismo lado)
  • Dificultad súbita para hablar y/o entender
  • Pérdida brusca o dificultad de visión en un ojo
  • Dificultad para caminar, desequilibrio, mareos junto a alguno de los síntomas anteriores.
  • Dolor de cabeza muy intenso distinto del habitual

La prevención disminuye el riesgo

La prevención debe hacerse a cualquier edad, pero sobre todo a partir de los 45 años, a fin de evitar los factores de riesgo: diabetes, hipercolesterolemia, tabaquismo, enfermedades cardiacas, etc. Su control reduce drásticamente el riesgo de ictus.

Factores de Riesgo

No modificables

Edad

Esta enfermedad es más recurrente a partir de los 55 años y, por cada década que cumplimos el riesgo de padecerla se dobla. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2050, con un aumento de la población mayor de 65 años, la mitad de los ciudadanos corren el riesgo de padecer este tipo de patología. Sin embargo, la incidencia del ictus es cada vez mayor entre los jóvenes adultos debido a los malos e insanos hábitos crecientes entre este sector.

Sexo:

El ictus es la causa más frecuente de mortalidad entre las mujeres y la segunda en los hombres. No obstante, los varones sufren con más frecuencia ictus en todas las edades, salvo entre los 35 y 44 años, franja de edad en el que es más frecuente en la mujer. Según la Sociedad de Neurología una de cada seis personas sufrirá un ictus a lo largo de su vida, de los cuales un 50 por ciento quedarán con secuelas discapacitantes o fallecerán por esta causa.

Antecedente personal de ictus o ataque isquémico cerebral transitorio

El riesgo de padecer un nuevo ictus aumenta si la persona ha padecido uno previamente. Se dice que el riesgo de recurrencia durante el primer año es de aproximadamente un 10% y, posteriormente, de un 5% anual.

 Antecedente familiar de ictus

La relación entre antecedente familiar y este tipo de enfermedad cerebrovascular está probada. Si la herencia es paternal, el riesgo se multiplica por 2,4 y si es maternal se reduce a un 1,4. No obstante, un estudio publicado en Circulation señala que la probabilidad de sufrir un ictus aumenta hasta un 60% si se tiene algún hermano que haya sufrido esta u otra enfermedad similar, y advierte de que si el episodio se produce antes de los 55 años, los hermanos duplicarán las probabilidades de sufrir uno.

 Modificables:

Alimentación no saludable:

La relación entre riesgo de ictus y tipo de alimentación es cada día más evidente.  Las dietas poco saludables se caracterizan por un desequilibrio energético, un excesivo consumo de grasas saturadas, grasas trans, azúcares refinados y sal; en gran parte debido al aumento del consumo de alimentos altamente procesados (muy calóricos) y de bebidas azucaradas.

Según el estudio PREDIMED (PREvención con DIetaMEDiterránea) en los participantes que consumieron dieta mediterránea enriquecida con aceite de oliva y frutos secos, el riesgo de padecer un ictus se redujo un 30%.

Sedentarismo

La inactividad física es actualmente el cuarto factor de riesgo de mortalidad más importante en todo el mundo, sólo por detrás de la hipertensión, el consumo de tabaco y la hiperglucemia (glucosa en la sangre elevada).

El riesgo de ictus puede reducirse con la práctica regular de actividad física en las personas de todas las edades y en ambos sexos. Tanto el padecimiento de esta enfermedad como la mortalidad por ictus es menor en personas moderadamente activas o muy activas en relación con las ligeramente activas o inactivas.

Consumo de tabaco

Fumar duplica el riesgo de sufrir un ictus. El tabaquismo es la principal causa de muerte evitable en el mundo. Además, interfiere en el control de los factores de riesgo como la diabetes, la HTA y la hipercolesterolemia.

Los componentes del tabaco favorecen la arteriosclerosis, enfermedad que provoca la pérdida de la elasticidad de las arterias y su progresiva obstrucción.

Los efectos perjudiciales asociados al tabaquismo muestran una relación dosis respuesta (a más cantidad de cigarrillos se fuman al día, mayor es el riesgo para la salud) no existiendo ninguna cantidad de tabaco segura por lo que la recomendación es el abandono total de este hábito.

Consumo de alcohol y drogas

El consumo de alcohol es una de las primeras causas de muerte prematura y discapacidad. Estudios recientes afirman que el balance del consumo es netamente negativo para la salud pública y al igual que con el tabaco, no hay un nivel seguro de consumo de alcohol. El alcohol aumenta el riesgo de todos los tipos de ictus.

Varias investigaciones han demostrado que existe una relación entre el consumo de drogas, especialmente cocaína y anfetaminas, y el riesgo de padecer un ictus. Las personas que toman cocaína tienen el doble de probabilidades de estar afectados por un accidente cerebrovascular y los consumidores de anfetaminas llegan incluso a quintuplicar esta cifra. Esta causa afecta especialmente a jóvenes en edad adulta.

Estrés emocional

El estrés tiene un efecto perjudicial sobre la evolución de las enfermedades vasculares, ya que puede aumentar el riesgo de sufrir un ictus, así como causar alteraciones de la frecuencia cardíaca, de la presión arterial y del ritmo cardiaco.

Un estudio realizado por neurólogos del Hospital Clínico San Carlos (Madrid) encontró que aquellas personas que habían tenido un episodio de estrés importante en el año anterior presentaban un riesgo de ictus casi cuatro veces mayor que el grupo de control sano.

Hipertensión arterial (HTA).

Es el factor de riesgo más importante.  La HTA constituye el principal factor de riesgo modificable de accidente cerebrovascular tanto isquémico como hemorrágico.  El riesgo de accidente cerebrovascular es entre tres y cinco veces superior en las personas hipertensas.

Toda tensión sistólica (máxima) por encima de 140 mm Hg y diastólica (mínima) por encima de 90 mm Hg debe ser objeto de control. Las medidas para reducir la presión arterial son dos: las intervenciones en el estilo de vida (actividad física, alimentación, abandono del alcohol y el tabaco y manejo del estrés) y el tratamiento farmacológico.

Diabetes

Incrementa el riesgo de ictus en 3 veces, sobre todo en mujeres. Se estima que la mitad de las personas con diabetes tienen asociados otros factores de riesgo vascular, como la hipertensión, la hipercolesterolemia y el sobrepeso con lo que el riesgo de ictus se duplica.

Para un adecuado control de la diabetes se recomienda adoptar un estilo de vida saludable y si es preciso tomar medicamentos antidiabéticos orales y/o insulina. Además, es muy importante controlar otros factores de riesgo como la hipertensión y los niveles de colesterol para evitar las complicaciones macrovasculares y microvasculares.

Hipercolesterolemia

La relación entre los niveles elevados de colesterol y el riesgo vascular está bien establecida. El colesterol –LDL, si está muy elevado, tiende a depositarse en las paredes de las arterias formando placas de ateroma (aterosclerosis) favoreciendo el desarrollo de enfermedades vasculares como el ictus.

La fibrilación auricular

Es el trastorno del ritmo cardiaco más frecuente y puede aumentar hasta 5 veces el riesgo de Ictus en población de edad avanzada. Estudios recientes muestran que un 20-30% de las personas con ictus isquémico tienen un diagnóstico de fibrilación auricular antes, durante o después de haber sufrido el ictus inicial.

El tratamiento con anticoagulantes orales puede prevenir la mayoría de los ictus isquémicos a las personas con este tipo de arritmia y prolongarles la vida.

Anticonceptivos orales

El uso de contraceptivos orales se ha asociado con un aumento del riesgo de ictus. Este riesgo parece relacionarse con la dosis de estrógeno por lo que las preparaciones actuales, con dosis bajas de estrógeno, se asocia con un menor riesgo.

En el caso de mujeres jóvenes sin otros factores de riesgo (no fumadoras y sin hipertensión), el riesgo es extremadamente bajo.

No se recomienda su empleo en mujeres mayores de 35 años, con alteraciones de la coagulación, fumadoras, si padecen migraña con aura, con antecedentes de enfermedades trombóticas, diabetes o hipertensión arterial, ya que en estos casos aumenta considerablemente el riesgo.

Síndrome de apnea del sueño

Las personas con este síndrome, que afecta al 5% de los adultos, multiplican el riesgo de sufrir un ictus isquémico en un 2,5%. Este trastorno consiste en la obstrucción de la vía respiratorias durante el sueño, apareciendo pausas más o menos largas en la respiración que deterioran la oxigenación de la sangre. Luego, la respiración vuelve con un ronquido o resoplido.

Las opciones de tratamiento incluyen cambios conductuales, como evitar el alcohol, la cafeína y otros estimulantes antes de dormir, aumentar la actividad física, suspender el consumo de sedantes y controlar la obesidad. A veces, son necesarios dispositivos que faciliten la respiración nocturna.

Condiciones de vida

Los colectivos más desfavorecidos económica y socialmente acumulan gran parte de los factores de riesgo mencionados anteriormente y por tanto padecen en mayor medida esta enfermedad. En la reducción del ictus y sus secuelas, además de las intervenciones desde el sistema sanitario, son fundamentales medidas de carácter social y ambiental, que impliquen a otras administraciones e instituciones, destinadas a beneficiar y proteger la salud y la calidad de vida de estas personas.

Cuidados tras un Ictus

Cuando un paciente sufre un accidente cerebrovascular puede conseguir la recuperación completa, o puede presentar una serie de secuelas que es importante tratar para conseguir la mejor adaptación posible en el desempeño de sus actividades cotidianas y su reinserción en la vida familiar, laboral y social.

Una vez superada la fase del ingreso hospitalario y llegado el momento de volver a casa, es muy recomendable ponerse en contacto con una asociación de personas afectadas y familiares, que han aprendido y acumulado un saber fundamental para quienes están viviendo una situación como la que ellos ya pasaron. Te proporcionará información, asesoramiento, apoyo y te orientará en la toma de las mejores decisiones.

Tratamientos

El tratamiento es distinto si el ictus es debido al bloqueo de una arteria o a causa de la ruptura de un vaso. En todo caso, hay algunos pasos que hay que seguir para mejorar la supervivencia:

  • Reconocer rápidamente los signos y síntomas, anotando cuando ocurren por primera vez.
  • Activar con rapidez los servicios de emergencia llamando al 112. De esta manera se pondrá en marcha el protocolo CÓDIGO ICTUS. La persona será trasladada con la máxima premura y en el transporte sanitario más adecuado al centro hospitalario indicado, según su ubicación y gravedad.
  • No automedicarse ni esperar a ver si pasa.
  • Avisar a un amigo o familiar para que le acompañe.

8 consejos para la prevención

Seguir estos consejos puede ayudarte a reducir considerablemente el riesgo de sufrir un ictus.

1.- Sigue una alimentación saludable. Con abundancia de alimentos vegetales, fruta, cereales, pescado, frutos secos y de bajo contenido en ácido grasas trans (galletas, bollería industrial, alimentos precocinados, helados, etc.), sal y azúcares refinados.

2.- Haz ejercicio físico. Manténte activ@ practicando actividad física de forma moderada (lo notarás porque se acelera el ritmo cardíaco y respiratorio pero puede mantener una conversación) y regular según tus gustos y condición física. Caminar a un ritmo moderado de 30 a 60 minutos al día te proporcionará importantes beneficios para su salud.

3.Evita el tabaco, el alcohol y las drogas. No hay cantidades seguras para ninguna de ellas.

4.- Controla el peso. Intenta no tener sobrepeso ni, por supuesto, obesidad.

5.- Reduce los niveles de estrés. Si no puedes actuar sobre la causa, busca la forma de dar la mejor salida a la tensión emocional.

6.- Tómate la tensión de vez en cuando para ver si está dentro del rango normal.

7.- Si te han diagnosticado hipertensión, diabetes o hipercolesterolemia sigue las recomendaciones de los profesionales sanitarios (estilo de vida saludable y toma los medicamentos tal y como se los han prescrito).

8.- Tómate el pulso regularmente. Si detectas arritmias o palpitaciones fuertes y rápidas sin haber realizado ejercicio, acude al médico.

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