La calidad de vida de vida de las personas cuidadoras está condicionada por: su contexto, el grado de dependencia del familiar, y el soporte formal (ayudas y recursos públicos) e informal (familiares, amigos, allegados).  El impacto de las secuelas del ictus puede ser elevado, ya que se generan grandes necesidades de cuidado y atención, a menudo con un alto coste emocional y de económico. Se considera que es uno de los sucesos vitales estresantes mayores al cambiar de forma drástica la vida del familiar cuidador. Por este motivo, la asociación organiza este taller con el fin de reducir la sobrecarga de estas personas; mejorar su bienestar y salud física, mental y social; y ofrecerles apoyo, soporte y recursos relacionales. Por lo señalado anteriormente, consideramos que además de actuar sobre la prevención del estrés, la adaptación a los cambios, los autocuidados y el manejo emocional a título individual, debemos esforzarnos por lograr que el tema del cuidado suba puntos en las agendas políticas. Si bien el cuidado es un bien necesario y humanizador, el actual modelo se revela insuficiente y disfuncional ocasionando efectos no deseados en la persona cuidada, en la que cuida (mayoritariamente las mujeres) y en el conjunto de la sociedad.

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