ASICAS se hace eco del malestar y las quejas expresadas por algunos familiares de personas hospitalizadas por un ictus, ante la prohibición de las visitas y el trato, a su juicio, deshumanizado que están recibiendo.
El perfil medio de la persona afectada de ictus es una persona mayor de 70 años, con una morbilidad crónica y, a veces, cierta discapacidad previa, sobre la que incide una brusca y dramática dependencia psicofísica en una gran mayoría de casos. En estas circunstancias, se acentúan aún más las connotaciones emocionales negativas que supone la hospitalización y se subraya, por tanto, más la necesidad de soporte afectivo de los familiares.
La Asociación entiende la dificultad en la gestión de la seguridad en tiempos de pandemia, pero también debe tenerse en cuenta la salud y el bienestar de los pacientes y sus familias. Sin desvalorizar la atención que prestan los profesionales, consideramos que debería evaluarse de forma individualizada cada caso para determinar las necesidades de los pacientes, el beneficio que les supondría las visitas y que se establezca el tipo de acompañamiento acorde con la situación.
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