El Jardín Botánico Atlántico de Gijón/Xixón acogió la actuación de Manuel López, conocido como el pianista de la mano izquierda, dentro del programa del 2.º Encuentro de Voluntariado, celebrado los días 3, 4 y 5 de octubre de 2025.
Formado en el Conservatorio Superior de Música de Madrid y ganador de varios concursos nacionales e internacionales, Manuel López se consolidó como una de las jóvenes promesas del piano en España hasta que la distonía focal y, más tarde, un ictus en 2018, truncaron el uso de su mano derecha. Lejos de rendirse, decidió reinventarse y continuar su carrera interpretando únicamente con la mano izquierda, siguiendo la estela de grandes pianistas como Paul Wittgenstein, símbolo histórico de la superación artística ante la adversidad.
Su recital, ofrecido en el marco incomparable del Jardín Botánico, fue mucho más que una exhibición musical: fue un mensaje de resiliencia, amor por el arte y respeto por la vida. Cada nota parecía contener una historia, un pulso interior que el público percibió con emoción contenida. Al finalizar, la ovación fue larga, cálida, y profundamente sincera.
El pianista ofreció un repertorio variado, en el que convivieron obras de Brahms, Ravel y composiciones propias, interpretadas con una sensibilidad que traspasó lo técnico para instalarse en lo humano. López, con su habitual serenidad, compartió también unas palabras sobre la importancia de mirar la discapacidad desde la capacidad, de encontrar en cada límite un punto de partida.
La actuación se enmarcó en un encuentro en el que el espíritu del voluntariado —el apoyo mutuo, la empatía y el compromiso social— se hizo visible no solo en las actividades programadas, sino también en la historia vital de quienes participaron. En ese contexto, la música de Manuel López actuó como un hilo invisible que unió emoción, arte y conciencia social.
Al término del concierto, M.ª Jesús Rodríguez, presidenta de ASICAS (Asociación Ictus Asturias), agradeció la presencia del pianista y recordó la labor de la asociación, invitando a los presentes a conocer más sobre su trabajo a través de la web www.asicas.org. “Compartir experiencias como esta —dijo— nos recuerda que la vida no se detiene con la dificultad; se transforma, se adapta y sigue buscando belleza.”
Una tarde luminosa de lluvia en la que el arte se convirtió en testimonio, y la música en un espacio compartido de esperanza.
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